Del Poder Femenina

Nunca antes besé a una mina musulmana. Y no solo besarla sino besarla frente a la comunidad. Un musulman puede estar con una mujer no musulmana con la expectativa de que se convierta al islam, una vez dijo Malcolm X en su libro.

And you read it like he said it to you.

 Pero una mina musulmana no puede estar con un chico que no es musulman.

“If it were not for the cross on your neck, you might just pass.”

Pero después de la madrugada de hoy muchos locales ya saben de donde yo soy, que yo soy, y quien yo soy.

“A local told you that you were a Muslim and you didn’t even know it.”

Quizás eso será su excusa después de que mi barco desaparezca en el horizonte.

“Are you a Muslim in denial?”

Su sonrojo era una mezcla entre vergüenza y pena. Ella está enamorada de quien ella espera que yo sea. La beso en su sien y le doy un último abrazo. Sus lágrimas se secan con mi camiseta Argentina y pintan su anhelo por quedarse. Sus ojos eran un profundo pozo de agua fresca la última media hora. Ahora ella las deja brotar como una represa que se rompe.

“God damned it.” 

Miro alrededor y veo a todos los turistas mirándonos.

“Diversity motherfuckers. When was the last time you saw this shit?”

Tengo el sentimiento de que ahora yo debería ser quien tiene vergüenza o pena. No siento vergüenza pero no soy una persona que sea sinvergüenza. Es otro corazón roto.

“Hearts only break when we wish things to stay the same forever. You going away might have been easier in the days before social media. But now she will message you with the hope that you will return. And only by Allah’s will, you will. Inshallah.”

Ojalá, en el futuro. Pero como el resto de los visitantes comenzaron a abordar el barco, yo al fin la solté.

“You two can’t kiss again. She knows it and she knows that you know it.”

Sus ojos ahora brillan como el sol al mediodía encima de un lago solitario.

“Narcissist must have drowned himself there.”

“God’s plan, God’s plan,” rapea su hermanito al lado mio. Con sus gafas negras, camiseta de basquet, bermudas de Miami, y con tenis en la playa que parece uno de los turistas visitando. La isla estaba llena de europeos y gringos. No conocí ni un tipo negro pero ellos tienen más influencia en los chicos de este pais que los chinos, britanicos, e islamicos.

“There’s nothing conquering the mind of these shorties like Black America.”

Le doy la mano y lo empujo hacia mi para abrazarlo. Lo suelto y retrocedo al lado de su hermana. Subo la maleta arriba como un hebreo con una piedra para la pirámide del faraón, retrocedo, giro 180 grados y me meto entre las calmas olas. No puedo caminar en el agua entonces camino a través de ella. El mar no se divide por mí como Moises, pero las olas gentilmente me guían hacia el barco y alejándome de un futuro que nunca será. Mis pensamientos se inclinan hacia razones que hacen más fácil despedirme de esta isla.

“Corrupt country, corrupt cops.”

Mis pensamientos se inclinan hacia las razones de porque no podía encajar con los turistas y apenas podía con los locales.

“You are too black to be white, and too white to be black.”

Hace 6 meses esta pequeña isla tuvo un terremoto en su tierra. Solo es necesario uno grande en el océano para que desaparezca.

“It is a land where you gotta take things into your own hands and someone will still kill you for it.”

Hay otras islas donde la ley islámica es la ley y las autoridades han perdido los derechos comunes.

“God’s plan.”

Las olas salpican arriba de mis rodillas y mi short no es lo suficientemente “short”. Desde lo alto, un miembro de la tripulación retira el peso de mis hombros. Subo a la embarcación y le doy a la mina y a su hermanito un último adiós.

“It is one last wave from a place deeper than the ocean.”

Ellos dos están ahí como una familia que despide a un soldado por última vez.

“God’s plan.”

Aparto la vista y entro a una cabina llena. Otro tripulante me guía a unas de las dos últimas sillas disponibles. Justo después, una chica se sienta al lado mío. Al novio le ofrecen una silla en la cubierta pero él decide estar parado en el medio del pasillo justo al lado de ella.

“They shouldn’t be separated.”

Le cedo mi silla y subo la escalera a la cubierta. El aire es fresco, corre el viento, el sol es fuerte, casi no hay gente y está lleno de maletas. 33 horas sin dormir puede hacer cualquier esquina cómoda para hibernar. Me apoyo en la pared de maletas y me acomodo mi fedora como Don Rodriguez.

“The Don’s mother, your great grandmother, migrated by boat through the West Indies. And here you are on a boat floating on the East Indian Ocean.”

Cuba. De ahí vino su apellido de soltera Rodriguez. Y como el Don, yo también tomé el apellido de mi madre. 

“But you ain’t Don Rodriguez nigga.”

Con la biblia en mano, cambio la página a otro capítulo del Génesis. El sentimiento de empezar todo de nuevo se afianza con cada verso. Leo los pasajes pero realmente no estoy leyendo porque mis pensamientos están en las páginas perdidas de la Biblia y sus profetas femeninas.

“There must have been many more prophets and some of them female.”

Hoy en día, es verdad que hay profetas. Es cierto que siempre hay profetas en nuestro mundo. Los musulmanes creen que Muhammad era el último, los cristianos paramos con Juan Bautista, y los budista con Buddha. Pero yo sé que el poder de Dios es para siempre y hoy en día hay profetas en la vida de nosotros y no solo profetas sino también profetisas. En ese momento, pensé que en la historia cristiana tenía que haber profetisas que no incluyeron en el libro. Quizás por razones de sexismo u otras. No se que Constantino y su grupo estaban pensando. 

“Everything has its compromises and sacrifices.”

Las mejores obras en la vida no requieren conocimiento. Pero sin eso me pregunto si ello lleva a la ingratitud. En la cubierta hay americanos y europeos. Algunos en grupos y otros solos, la mayoría mujeres. Más personas suben y uno de ellos es un gringo Americano que está con su novia. Sin camisa, tatuajes por todos lados, y una boca que no se calla.

Le pregunta a una de las chicas de un grupo, “¿tienen éxtasis?” “no”, una le contesta.“¿Quieren?” les dice. Y una de ellas amablemente lo rechaza, “no, muchas gracias.

Él continúa hablándole a las chicas o a él mismo y a todas las personas que lo escuchan aún cuando no lo quieren escuchar. Un miembro de la tripulación que está ocupado con la partida del barco le pasa por al lado. 

“¿Ey, tienes algunas cervezas?”, el chico le dice. “Un momento señor”, le dice el tripulante que continúa con su trabajo.

Su ego está a más no poder y quizás hasta hermano y enemigo del mio. Él es un ejemplo del desagradable estadounidense con el que comparan mi ciudadanía Americana. Quizás también es el ego que busca lo contrario.

“Me hice este nuevo tremendo tatuaje. Sangró como el diablo pero no me duele.”

“He just doesn’t shut the fuck up.”

Con solo dos horas de descanso en las últimas 30 horas, mi paciencia para este chico es cero. Miro alrededor y todos los hombres lo ignoran. Pero siento que tengo que observarlo si por alguna razón u otra tengo que intercambiar palabras con él. 

“But God knows you are in no mood to talk. If you exchange words, you will soon be exchanging hands.”

¡Booooom!

El barco empieza a salir de la isla y al mismo tiempo otro barco empieza a entrar a la playa. 

¡Booom! ¡booom!

El chico estaba apoyado en la barandilla esperando su cerveza, parece drogado. 

“Do I even have to tell you he is on drugs?”

Por más que lo quiero ignorar, está en mi campo visual, él y su billetera lujosa colgando de su bolsillo trasero. Verlo me hace pensar que la mayor parte de mi vida he tenido que trabajar para personas más adineradas que yo, pero aquí yo y los pasajeros estamos siendo atendidos por locales que están en un nivel económico más bajo. 

“You came from the bottom and now you can see below your station. All it takes is one slip up and you are back down to serving assholes like him.”

En un punto se le cae su billetera al mar.

“Mira, se te cayó la billetera”, una chica rápidamente le avisa. Él se da cuenta pero está tan drogado que cuando quiere llamar la atención de la tripulación, su voz no llega. 

“He wasted his voice talking shit and now he can’t even speak to save his wallet.”

En ese momento, mis sentimientos por joderlo se convierten en querer ayudarlo. Le presto mi voz y aviso al personal, “¡Oye! ¡Hey!”. La tripulación de nuestro barco mira hacia nuestra dirección, señalo la billetera que flota en el agua y les grito “¡La billetera se le callo!”. Ellos se dan cuenta, pero está más cerca del otro barco. Agito mis manos para llamar la atención de los trabajadores del otro barco, “¡Oi! Mira mira, la billetera!”. No lo esperaba pero ven mis gestos y me escuchan. “¡Ahí! ¡Si! ¡Si!”  Los trabajadores de los dos barcos se hacen señas entre ellos y es claro que van a recuperar la billetera.

“¿Por qué no paran el barco?”, su novia pregunta desesperadamente. Para tranquilizarla, con la paciencia y el amor humano que me queda, le digo con confianza, “están parando pero por todo el peso del barco le lleva tiempo”. Siento que su pánico cambia, no para la calma sino para la curiosidad. Me da una mirada particular. Como si estuviera tratando de saber quien yo soy. Me desentiendo y vuelvo a lo mío.

“You are not her average fuck boy.”

Me sorprendo al ver, no solo el barco de nosotros parar su movimiento, sino también el otro y los trabajadores usan una herramienta larga para sacar la billetera del agua. Si alguien me pregunta si pararían el barco en viaje por una billetera de cualquiera, yo no lo creo. Normalmente, cuando alguien atrasa todo el tráfico, sea en un tren o avión, hay como una frustración en el aire. Pero esta vez todos estaban calmados, como si regresar y salir de nuevo fuera parte del programa. Jesus tenía razón. Salvar una oveja perdida da más alegría que estar con el rebaño que no te necesita. Los dos barcos regresan a la playa y le dan la billetera al chico.

“He got his wallet back and not a thank you or a sorry out of his mouth.”

Él simplemente sigue siendo despreciable y regresa al borde. Encuentro a las otras chicas hablándole con cariño. “Cuidado, te puedes caer.” una le dice. Sin vergüenza su respuesta es “Tu no sabes de donde yo soy. De la ciudad donde no importa un carajo.” Una de las chicas le respondió “si, yo se que tu estas bien, pero me preocupa que se te va a caer tu billetera. Se ve que te costó mucho.” El chico agarrando su Louie Vuitton respondió “no me importa, puedo comprar seis más.”

“If his wallet falls into the ocean again, he is going with it.”

El empieza a hamacarse en el mismo lugar. Otra mina está sentada delante de él y como él está tan inquieto pienso que iba a molestarla. Le pregunto a ella si quiere cambiar la silla conmigo. Porque si él va a molestar a alguien, prefiero que ese alguien sea yo. Ella me mira y con una sonrisa dice, “No. Estoy bien aquí.”

“Dale.”

Al fin todos están callados. El chico está quieto. La novia rompe el silencio con una pregunta, “¿Cuál es el nombre del club al que vamos?” El le responde lentamente, “Ca-lla-te la boca.” Suena como un niño que no quiere que lo molesten y por fin está tranquilo. 

Los miro y veo que él es más como un bebe gritando y las chicas en el barco son como enfermeras cuidando de un bebé sin palabras y sin acciones que son visibles a simple vista. Solo sus presencias y el movimiento del mar que mecen cariñosamente a el bebe.

Ya se que si yo le decía algo o algún otro hombre en el barco le hablaba, seguro que nos peleábamos. Pero las mujeres lo someten sin un golpe o palabras de agresión. Ninguna palabra sale de él, ningúna palabra sale de nadie, ni siquiera el ego susurra. 

El violín del viento fresco se escucha hasta que el barco hace una parada intermedia. El chico, su novia y cualquiera de los otros bajan con el movimiento de un monje en tierra sagrada. Toda la escena fue una demostración del poder femenino. No, mejor dicho, un poder feminina.

Hace más de un día que no duermo, todavía no amanece, puedo sentir como si mi ego durmiera. Como el chico, mi ego está calmado, tranquilo, y se siente como que no es parte de mí. 

El miembro de la tripulación sube a la cubierta ofreciendo cervezas. Subo mi mano, “Mano, una aquí por favor.”

Free Rodriguez

Writer + Director + Cinematographer

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